Los influencers que actuarán como una mafia si mencionas a sus bots en tus stories.

Si hablas de su juego sucio, te mancharán con él.

Y una mañana aparecerás con 5K de seguidores asiáticos y perfiles falsos. Eso le ocurrió esta misma semana a Cristina S., dueña de la cuenta de makeup @nearlycrispi, después de una serie de publicaciones en sus stories. Pero, no quedándose cortos en el acoso y tomándolo como algo personal, ¡también comenzaron a aparecer miles de bots en su cuenta personal!.

Un hilo de capturas y videos que, en vez de ser ignorado por las cuentas afectadas, pareció molestar a estas usuarias que decidieron tomar la justicia por su mano. Tan sólo por un perfil que levantó su voz más crítica. ¿Es quizás porque han visto que es una usuaria con un mayor potencial de engagement?

No sabemos a ciencia cierta que haya(n) sido ella(s), pero sí quizás sus account manager (si los tienen), las propias agencias o alguno de sus verdaderos fervientes fans, intentando defender lo indefendible. De momento, desconfiamos. Influencers que en vez de intentar desmentir LA VERDAD desvelada, utilizan incluso sus propios beneficios monetarios para desvirtuar perfiles como el de esta chica, que estaba teniendo un crecimiento lento pero orgánico de usuarios reales.

Si un gigante de 177K se ofende de este modo contra un usuario de casi 2K de manera tan desmedida, algo esconde.

Pero para conocer bien toda la historia, debemos remontarnos a lo que la propia @nearlycrispi ha llamado «LA INFLUESTAFA», y que puedes encontrar punto por punto en sus historias de archivo. Unas capturas que se están comenzando a viralizar para crear conciencia sobre el uso responsable de las redes sociales.

Esta usuaria de la plataforma Instagram, después de mostrarnos una serie de webs que permiten ver el flujo de seguidores de otros usuarios para detectar estafas, empezó a recomendar cuentas de otras usuarias para ser seguidas, unos perfiles que para ella eran dignos de seguir por su contenido de calidad, el cuidado de sus post, etc… dando a conocer a sus seguidores otros perfiles que podrían interesar y demostrando cómo estas personas sí estaban trabajando su feed, de un modo humilde y transparente.

Fue justo después cuando demostró cómo diferentes perfiles tenían unas «idas y venidas» de seguidores muy extrañas

a quien le siguen muchas cuentas «huevo», asiáticas, árabes… vamos, todo un sospechoso «boom» del Este.

Pero, lo curioso de todo esto, es que cuando algo no es verdad, nos suele resbalar. Y esto más que resbalar, les ha calado. Y así fue como comenzaron los mensajes privados de tono amenazante, al destapar la cara B de estos perfiles «con esto consigues que te quieran eliminar la cuenta», «nos quedamos con tus redes para que no tengas colaboración por parte de estas empresas», «deberías tener cuidado con esta mala publicidad»… y no sólo eso.

Esta usuaria sólo enseñó la realidad y enfrentarse a ella le costó su propia reputación.

En ningún momento dijo que no tuvieran seguidores reales, que efectivamente los tienen. Jamás mencionó que sus posts no fueran de calidad. Pero a la mañana siguiente, despertó con un par de miles de seguidores más en su cuenta de maquillaje. Después de limpiar todos estos bots, ha decidido privatizar la cuenta. Y el acoso continúa. No sabemos quién ha sido, pero en su cuenta personal también han comenzado a aparecer bots.

¿Por qué nunca nadie levanta la voz? Porque como veis, te intentarán desacreditar metiéndote en su juego. Y parece que Instagram no tiene del todo controlado la compra de bots, que pone en riesgo incluso a su propio perfil al ver un flujo irregular y repentino de seguidores en un límite de tiempo tan reducido. Así sucedió con el famoso experimento en el que crearon, con una modelo, una falsa influencer por unos 500€, consiguiendo fans (sí, también reales), ir a eventos promocionales, productos y colaboraciones. Vamos, que esto no es nuevo.

Y ahora ¿qué medidas tomamos? El silencio se paga con una cuenta candado. Pero aún puedes difundir este post.