Una entrevista «no apta para no idiotas» por Rubén Martínez, la voz de Viven

Hablamos con uno de los miembros de Viven a escasos días del festival

Suena una melodía. Cerramos los ojos y nos encontramos frente a frente con «Las tripas y el lodo», envueltos en su atmósfera, en las primeras líneas de «Lalanne», tema que nos anuncia, a modo premonitorio, todo el universo que envuelve el nuevo álbum de Viven.
Pura pasión, pura intensidad, pura poesía. Y no es para menos.
Su primer álbum, «El Solitario» de 2014, ya era toda una cautivadora historia que nos transportaba por un mundo de venganza, dolor, muerte, sudor y sangre de tintes rock, bajo una interesante propuesta que ha evolucionado hasta el nuevo LP estrenado este 2018.
Ahora Viven llega a Madrid para demostrar sobre la tarima del Destroyer Fest de qué va toda esta historia… no sin antes hablar con Rubén Martínez, frontman de la banda.

¿Quiénes sois?¿De dónde venís? Y sobretodo… ¿por qué “Viven”?

Somos Viven de Mataró, Barcelona, Cadreita, Premià de Mar, Santaella, La Puebla de Don Fadrique y algún otro lugar.
Viven porque somos músicos despechados que vienen de algún otro proyecto que ha muerto. También nos llaman Beben.

¿Puede que haya caras conocidas en la banda?¿Tenéis otros proyectos paralelos?

En su ardua búsqueda de fama y fortuna, los hermanos Martínez se han enrolado en otros proyectos como son Playback Maracas y Ànteros, creyendo vislumbrar mayor fortuna comercial. Algún día, esta traición a su integridad musical les pasará factura.

La oscuridad del stoner, el toque más tradicional del folk, unos instrumentales muy progresivos… ¿de qué referencias partís?¿qué otras bandas de este estilo a nivel nacional recomendaríais a vuestro público?

Creo que stoner es el saco donde caen aquellos que ni crust, ni heavy, ni metal, ni grind, ni death, ni black, ni speed, ni power, ni…
Todo es rock, y la música que creamos es la interpretación de lo que entendemos por ello.
Referencias te digo las de siempre, de Mastodon a Abba, de los primeros Mumford and Sons a Mayhem, de Daft Punk a Pantera o Katy Perry a Steel Panther. Tanto da que da lo mismo.
Evidentemente les recomiendo Playback Maracas y Ànteros. Todo el cartel del Destroyer Fest es un ejemplo de la calidad que tenemos en casa. Soul Aside, la Bossa d’Urina, Jardín de la Croix, Crim, Hamlet, Tenpel, Berri Txarrak, Bon Bon Chip, The Negro’s Pareja, Mezclum…
Últimamente he estado escuchando Morgan y creo que son muy finos.
Fotografía por Eider Iturriaga

¿Cuánto de cerrado puede llegar a ser el círculo del circuito de música underground?¿Somos siempre “los mismos” los que apoyamos en todos los conciertos?

Esta pregunta es muy difícil. Solemos ver muchas caras conocidas en los conciertos pero siempre conoces alguien nuevo que te alegra el viaje. Que sea del circuito o la escena nos da bastante igual.. Ni nos lo planteamos.

¿Cuál pensáis que podría ser la clave para el cambio con respecto al enfoque del público y su visión de la música en la actualidad?

Esta pregunta es aún más difícil. ¡Somos Viven, tocamos rock and roll!

¿Qué os hizo arrancar con “El Solitario”?

La necesidad de tocar y hacer música que nos represente y nos haga sentir orgullosos de algo que es nuestro y solo nuestro. Volver al estudio y a los escenarios tras la separación de The Black Rose Road era algo que mi hermano y yo necesitábamos.
Fotografía por Víctor Gómez Photography

Si bien vuestro primer álbum escondía un escenario digno de un “Django Desencadenado”… ¿qué nos muestra “Las Tripas y el Lodo”?

Me gusta la analogía a Django, nunca la había pensado. «Las Tripas y el Lodo» es la precuela de «El Solitario», y el mensaje que hay detrás es Django Pobre jodiendo a Django Rico para quitarle lo que es suyo para que, una vez rico, otro Django Pobre le joda hasta quitarle lo que tiene. Karma.

¿Qué os ha hecho cambiar de planteamiento, componer en castellano?

Ha sido un ejercicio de sinceridad conmigo mismo. Ha facilitado el proceso de composición y creo que el resultado es mucho más óptimo del que hasta ahora había conseguido en inglés. Además, los demás miembros de la banda se han involucrado en las letras, algo que hasta ahora no había pasado.
He de reconocer que me daba vértigo que la gente entendiese lo que escribía, cantaba y juzgase el mensaje. Ahora, por primera vez en los quince años que hace que toco, he oído al público cantar los temas. Aún así, mucha gente me pregunta que significan, a lo que yo devuelvo la pregunta porque me fascina la interpretación de un mismo mensaje en otro receptor.

¿Sentís que el público está conectando mejor con este último álbum a lo largo de la gira de este año?

Si. Como comento arriba, creo que el cambio de lenguaje nos ha acercado un poquito más a la gente que nos escucha. A parte de eso, «Las Tripas y el Lodo» es la ostia.

¿Con qué debemos equiparnos para el Destroyer Fest?

Con cerveza, tapones y sonrisas.

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