Disfrutamos del directo de Dead Bronco el pasado 27 de diciembre
La banda apuesta por sonidos oscuros desde las raíces folk y country americanas más profundas
El folk más oscuro inundaba con sus raíces americanas, capitaneado por Matt Horan, la mítica El Sol. Cerramos el año con el increíble directo de Dead Bronco, una banda que no ha parado de crecer en este último año. Si ya pudimos disfrutar de ellos en el Tsunami Xixón, este ha sido de nuevo una gran manera de despedirse de 2018, quemando la capital, tras un muy buen repaso a su último álbum «Driven by Frustration». Banjos, mandolinas, distorsión, potencia y electricidad, su «americana sludge» no deja indiferente a nadie… una de las maneras más originales de interpretar el punk y el rock de los últimos años.
La banda de Euskadi parece haberse reinventado desde su primera publicación de larga duración, en 2012, «In Hell». Si antes encontrábamos claras referencias al padre del country, Hank Williams, ahora hemos observado una distintiva progresión hasta el nuevo concepto del que se nutre la banda, con reminiscencias steampunk y matices de stoner, como los que podríamos encontrar en Assjack (pero bastante más sutiles) o el punk del último disco de Hank Williams III, donde aún con estas referencias, parecen haber encontrado un sonido propio que hace de Dead Bronco una banda única.
Mientras en España el dark folk es un género aún por explorar, sin embargo si investigamos más allá de nuestras fronteras, podemos encontrarnos también con otras grandes bandas como Wovenhand, con una fuerte carga espiritual y elementos de la cultura nativo-americana, como en «Cripplegate», o 16 Horsepower, anterior proyecto del mismo frontman, nieto de un predicador presbiteriano e hijo de un motero rebelde que desarrolló una especial sensibilidad hacia el misticismo y el post punk de Joy Division para componer temas como «Clogger», «Haw» o «American Wheeze». Siendo estas ambas bandas de los EEUU, como nuestro Matt Horan de los Dead Bronco, ahora entendemos que este inexplorado género no se haya extendido «religiosamente» por el país.
Es así, como mesías que emergen desde las profundidades, como estos artistas interpretaron con la máxima energía los 19 temas de su setlist, comenzando fuerte con los primeros, de su nuevo álbum, desde un introductorio «Death Of An Appalachian» hasta su «I Hate You» para pasar (y repasar) a temas que aunque tienen ya unos años, como el buen vino, se siguen conservando con la misma fuerza: «Stupid man», «Freight train» o «Penitent man» de su LP publicado en 2013 «Penitent man», o el «Dead Bronco» que da nombre a la banda, de su disco «In Hell», 2012.
Y entre tanto sudor, saltos, entrañas y melodías que rompen con la voz de Matt Horan, nos despedimos, aún con fuerza y sin despegarse los tatuajes, tras uno de nuestros temas del año «No Name», que acompaña el final del concierto junto a los bises «Lucifer’s The Light» y «Keg Stand», con la sensación de haber encontrado un tesoro como el de un incunable, que aunque oscuro, arroja mucha luz sobre el futuro del panorama musical nacional.
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