Una conversación entre «Bailes, vinos y fricción»

Hablamos con los chicos de KOEL sobre su último trabajo, sus experiencias y su particular visión de la música en España

En una intensa búsqueda e introspección y bajo un laborioso trabajo, KOEL ha logrado definitivamente encontrar su camino, una dirección marcada por su «Brújula» con la que nos muestran en los doce cortes que componen su nuevo álbum, su sonido mas auténtico.

Desde sus inicios, marcados por el pop-rock de «Lejos de lo Trivial» en 2014, hasta los ritmos más electrónicos y bailables de este último LP, nos encontramos con esa querencia melancólica de sus letras, que sigue permaneciendo intacta entre sus líneas, y que ahora adornan con sintetizadores para aportan una visión más fresca de la banda.

Y a lo largo de toda esta ruta, quisimos también nosotros ser un punto de parada y reflexión y junto a ellos hablar sobre todo esto que está pasando. A ellos, a nuestro alrededor. Para solventar las dudas de muchos y para crear las de otros tantos, dispuestos a hablar de las casualidades, del trabajo de autoproducir un disco o de la forma en que se consumen los festivales. Y este ha sido el resultado:

¿Venís o vais a los conciertos de Radio 3? ¿Habíais estado antes? ¿Cómo ha sido la experiencia?

Venimos. Hemos estado grabándolo esta mañana y la experiencia ha sido inmejorable. No habíamos estado antes, ha sido la primera vez tanto como grupo como de manera individual.

Ninguno sabíamos cómo era estar allí, nos han tratado estupendamente… Nos hemos escuchado muy bien y aparte, nos lo hemos quitado de la lista de cosas que hacer antes de morir.

Para alguien que tenga una banda es un hito muy importante.

¿Cómo es esa sensación de tocar y no tener prácticamente público?

Han venido unos cuantos aunque es verdad que había poco público,  no está mal para ser un lunes por la mañana. Nosotros somos una banda de directo, es donde mejor nos lo pasamos, intentando fabricar roce con el público lo máximo posible.

Prepararte para Radio 3 es también una experiencia diferente, conlleva que todo esté lo más pulido posible.

Es verdad que en un directo nos dejamos llevar mucho más por la intensidad del momento y aquí hemos tenido que trabajar para que esté todo perfecto, porque se queda grabado.

¿Cómo habéis sentido la evolución de la banda en estos años? ¿En qué se ve reflejado en vuestro nuevo álbum?

La evolución obviamente se ve desde la creación de la banda hasta cómo plantea el último disco. En ese sentido «Brújula» es un trabajo completamente autoproducido, buscando nuestro propio sonido, el sonido es el que más nos identifica, y lo anterior pues… siempre habíamos tenido otra cabeza pensante, que a través de nuestra idea estructuraba las canciones, desde su experiencia y su influencia.

¿Qué pensáis acerca del trabajo de un productor? ¿Pensáis que pueda peligrar la esencia de la propia banda?

Sobre todo cuando estás tratando de buscar tu sonido. Teníamos muy claro que este disco lo teníamos que trabajar nosotros, queríamos encontrar el terreno en el que nos sintiéramos más cómodos, y hacer un trabajo que nos identificará al 100%. Que fuera muy honesto con lo que nosotros hacemos encima de los escenarios. Al final eso es lo que importa.

Tampoco descartamos trabajar con otros productores una vez que hayamos encontrado la senda sobre la que queremos ir. Así el productor sabe dónde debe atenerse y el camino que nosotros queremos seguir.

No hay una fórmula perfecta, autoproducirse tiene sus ventajas y sus inconvenientes: tienes total libertad, pero a la vez toda la carga recae sobre ti. Hay muchísimo trabajo, siempre te quedan dudas que contrastar con alguien. No sabes si lo que has estado haciendo puede ser lo más adecuado o no, aunque es cierto que el productor te cohíbe más. Algo mixto sería lo ideal.

En este disco hemos trabajado con gente buenísima, Pablo García el batería de Amatria, David Sutil, técnico durante muchos años de Lori Meyers, con Luca Petricca de Estudios Reno, que ha sido un placer descubrirlo ya que nunca antes habíamos tenido el placer de trabajar con él, Javi Serrano de Supersubmarina… gente que nos ha liado un poco y al final aunque la decisión última ha sido nuestra, ha habido gente que ha aportado, ha ayudado a que nosotros no andáramos tan perdidos.

Varry Brava, Amatria, el último álbum de Correos, ahora vosotros, ¿sentís que el indie español se está abriendo hacia nuevos sonidos? ¿Hay una tendencia más electrónica, más de synth pop, de que se pueda bailar en una discoteca?

Sí, sin lugar a dudas. De hecho lo hablábamos antes, hay canciones que puedes extraer de nuestro disco que pongas en Radio 3 o en Los 40 Principales, otras en las discotecas que haya por aquí… es un poco la variedad ,es no aburrirnos nunca de componer porque experimentamos absolutamente con todo.

Es verdad que hay canciones las que tiramos mas a flamenco, otras con riffs de guitarra que son más de rock and roll, o mucha melódica de música de cámara.

En fin, la música independiente es independiente porque haces lo que te da la gana y no nos gustan las etiquetas, creo que a nadie.

¿Hacia donde nos guía este nuevo álbum?

El nombre del disco es por la canción, «Brújula». Si has escuchado la letra te habrás dado cuenta de que habla sobre una brújula que te puede guiar o te puede desorientar. Ahora mismo nos estamos dejando llevar, a lo que vamos viendo, las puertas que se abren y las oportunidades que vamos teniendo con el disco. Hace un año nos dices que vamos a grabar en Radio 3 y te digo que imposible, pero son cosas que pasan, a causa de esta brújula que va guiándote, una brújula loca en la que confiamos, allá donde nos lleve.

¿Por qué tanta mezcla en grabar, masterizar y demás en sitios diferentes?

La misma teoría de siempre, la de la «Brújula» que da nombre al disco… Fue surgiendo solo, cien por cien teníamos claro que queríamos grabar en Granada, por la comodidad y porque ha sido un disco que se ha grabado en mucho tiempo. Se ha experimentado mucho y eso sí se trabaja fuera es imposible, hay que concentrar el trabajo durante una semana y es mucho más complicado.

Contáis con el apoyo de La Madre, de Javier Serrano de Supersubmarina, ¿cómo surgió esto?

Fue bastante inesperado la verdad, con algunos sí que teníamos una idea de como queríamos trabajar el disco, formaban parte ya por circunstancias, puede que coincidencias, gustos e influencias.

En Granada nos conocemos todos los que somos este mundo y habíamos coincidido en otros momentos.

Lo más importante cuando autoproduces es trabajar con gente en la que confías y estás cómodo, así es como sale un buen disco, cuando no hay límites.

¿Qué pensáis de los eventos en masa? ¿Cuáles son los pros y los contras respecto a tocar en sala?

Sin lugar a dudas es algo bueno, que también se pueden convertir en tu contra. Pero entrar en un circuito de festivales es lo que a nosotros nos puede hacer el día de mañana distribuir nuestras vidas laborales de manera que podamos dedicarle mayor y mejor tiempo a esto y profesionalizarlo en cierto modo.

Para nosotros que somos un grupo de directo y escenario grande, de festival, está clarísimo que nos va a venir bien. Nos gusta contar historias de principio a fin y los soportes que tiene un festival no son los mismos que los que tienen las salas, sin embargo creemos que se ha perdido mucho la cultura de ir a la sala.

Nosotros que visitamos toda España vemos como cuesta muchísimo trabajo llegar a la gente en la sala. Ocurre porque hay casi dos festivales por cada ciudad a la que vamos, y no hablamos tampoco de ciudades enormes, pero tienen dos festivales de 25.000, 30.000, 35.000 personas. Obviamente hacen que la cultura sea la de asistir a festivales, pero no se pueden tener 50 festivales casi con los mismos carteles de grupos ni las salas vacías durante todo el año.

No podemos echarnos tierra encima, queremos ese circuito de festivales porque es donde hay mayor público, donde más gente nos puedes cubrir. Pero obviamente esto tiene que evolucionar. Todo el mundo habla de la burbuja, igual que han aparecido todos estos festivales podrían desaparecer… se está abusando un poco de los festivales y la oferta cada vez es peor, llegará un momento en el que quizás no sean tan viable.

La gente va porque está de moda, van en masa porque lo consideran como un evento social, quieren subir a las redes que están allí con sus amigos pero está claro que no es lo mismo que ir a escuchar música en sala.

Cuando esto pase de moda el público irá en menos cantidad y los festivales se irán relajando en favor de los conciertos en sala, donde tú ofreces tu espectáculo con todo el control que necesitas, porque un festival son prisas, el montaje rápido… en una sala van a verte porque quieren verte, no porque están de paso.

También es verdad que un festival es un escaparate, vale mucho, va gente que no te conoce y van muy motivados… pero ahora mismo la balanza está descompensada, hay muchos festivales y muy poca gente en las salas: hay que encontrar el equilibrio.

¿Se deben replantear los carteles de estos festivales?  Parece que la oferta siempre es la misma, porque los cabezas de cartel acaban siendo siempre los mismos… ¿Cuál es el valor diferencial?

Hacer un festival cuesta mucho, y sabes que contratando a los grupos de siempre ya amortizas un poco el festival. Lo hacen por no arriesgar, por no perder.

Son dos tipos de ofertas diferentes, hay gente que se quiere meter en un festival con 80000 personas y ver a un pequeño muñeco cantando, y sin embargo otros por ejemplo pagarían mucho más por ir a una sala y verlo con un número de personas mucho más reducido.

A nivel negocio es cierto que el empresario quiere maximizar su negocio, entonces coge a las bandas de siempre, porque saben que hacen el ochenta o noventa por ciento de la taquilla,

y luego van rellenando… aunque no nos guste tenemos que jugar a ese juego, hay que entrar en él para que otros te conozcan.

Las bandas que estamos empezando buscamos oportunidades así, porque son las que realmente a nosotros nos enseñan y nos muestran si el público responde o no a nuestra música.Si te lo curras al final tiene un impacto positivo.

¿Os acordáis de los primeros conciertos que hicisteis?  ¿Cómo sobrevivisteis ello?

Los primeros conciertos tocamos por pequeñas salas de Granada. Después pasamos a Madrid y también Almería… pero mucho antes de aquello, empezamos tocando en pueblos, tiras de familia y amigos, buscas coger rodaje. Y a veces pasan cosas que no te esperas.

Una vez tiramos del cable de corriente de una máquina tragaperras para poder tocar porque no teníamos cómo conectar los equipos.

Para cerrar la entrevista… ¿Qué nos espera en vuestras próximas fechas y por qué decidisteis escoger a Yogures de Coco para tocar en Madrid?

Los dos trabajamos con la misma oficina de promo, allí nos conocimos y nos hemos hecho amigos. Ahora también tocamos en Málaga con ellos, y tenemos la suerte de compartir la Sala Sol, que es un hito más después de haber tocado en Radio 3.

Tenemos que pasar este momento de nuestra carrera y afortunadamente lo vamos a hacer con ellos, vamos a pasar una noche mágica. A la gente le espera mucha energía, lo que escuchan en el disco pero multiplicado por diez. Si el disco les gusta el directo les va a gustar aún más, elaboramos una historia que no sea muy monótona, hay algo que contar.  Queremos que la gente salga emocionada, que no solo terminen agotados de bailar sino llenos de alegría, o como lo quieras llamar, pero que digan «buah, he vivido una experiencia de p*** madre».

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