BMTH: De crear música a generar espectáculo

Los vicios y virtudes de Oliver Sykes han transformado a la banda a lo largo de más de una década

El pasado MadCool Festival pudimos disfrutar de directos como el alegre y anecdótico de Don Broco, que hizo quitar muchas camisetas con su «T-Shirt Song», o los suecos Viagra Boys… todo un descubrimiento y una completa locura manejada por el incontrolable Sebastian Murphy, agitando su (seguramente caliente) latilla de Mahou durante todo el concierto, mientras imperaba la anarquía sobre el escenario. Pero, por supuesto, los cabeza de cartel de esta Warm Up preparada por el festival, nos eran un tanto desconcertantes. Desde su anuncio, el hecho de que una artista (y producto) como Rosalía compartiera espacio con Bring Me The Horizon en una misma fecha, nos recordaba al intento fallido del Doctor Music: Fuera de ser críticos con el trabajo de la artista, bien es cierto que el público objetivo de la catalana, por lo general, dista bastante del de los de Sheffield… en un principio.

Sin embargo, para los que bien conocemos a Oliver Sykes y su cuadrilla, sabemos que todo ha cambiado. Que llevaba tiempo queriendo cambiar, que ya no escuchamos su «Pray For Plagues» o «Chelsea Smile», y no sólo por la voz que sin duda evidencia haber perdido, sino por el «pequeño infarto» que podría provocar en los nuevos adeptos a la banda, que por muy fanáticos que se demuestren en las primeras filas, poco saben de su ‘Count Your Blessings’ de 2006 que animamos se estudien. Y es que así lo fue demostrando desde su álbum ‘Sempiternal’ de 2013, una gran obra maestra en el que fueron añadiendo electrónica a sus sonidos, vocales limpias y mucho más metalcore, mientras comenzaban a distanciarse de su corte death. Por supuesto, esto se considera como una evolución natural de la banda, a la que le seguía la propia evolución de su frontman, que reconoció haber dejado su adicción a la ketamina antes de componer este nuevo álbum, sobre el 2012, tal y como declaró en la entrega de premios de  los Alternative Press Music Awards de 2014.

Pero, aún así, de algún modo la personalidad complicada del artista parecía ir fagocitando al resto de componentes de la banda, que como acabamos viendo en el directo del MadCool quedaron completamente relegados a un segundo plano, prácticamente igual al del equipo de danza que acompañaba al artista, algo que incluso se había estudiado en la propia imagen de los músicos, que presentaban una misma vestimenta. Es decir, algo que no está intentando ocultar, ya que mientras nos canta con un maravilloso atuendo, el resto simplemente son los acompañantes, casi, atrevemos a decir, como músicos-mercenarios. Si bien en el Resurrection Fest de 2016 aún parecían una banda homogénea, el propio cantante se encargó de demostrarnos como debía ser él mismo quien diera la nota (y así sucedió con Brian Bakers de Bad Religion, banda a la que deberían demostrar respeto al fin y al cabo, por su historial con Epitaph Records, sello que también acogió álbumes de BMTH).

Y es que curiosamente, aún dejando su adicción, volvemos a experimentar un momento crítico para el cantante, que en 2015 había lanzado su ‘That’s The Spirit’, muy en consonancia con el anterior álbum, pero que había quedado tocado por el divorcio con su primera mujer, Hannah Snowdon, en 2016 tras su romance con un tatuador. Un álbum en el que temas como «What You Need» pasan ciertamente desapercibidos, mientras otros como «True Friends» se convierten en los nuevos hits de la banda, que cada vez iba tornándose más hacia el rock alternativo.

¿Y qué ha sucedido en estos cuatro años? Bueno, a parte de su nuevo matrimonio con la modelo brasileña Alissa Salls, parece que el ‘Tranquility Base Hotel Casino’ de los Arctic Monkeys debió perturbar su paz interior. En serio, no es ninguna broma. Porque sino, es complicado explicar el salto (de pértiga) entre su última publicación y el nuevo ‘amo’. Es una metáfora, pero bien es cierto que como los Arctic, este nuevo álbum nada tiene que ver con ninguno de los anteriores.

Ahora, en entrevistas a diversos medios, explica cómo su mujer ha cambiado con gran perspectiva todo aquello que antes veía, y en concreto su forma de percibir el amor, que es lo que le ha hecho componer este nuevo álbum. ¿Será ella tan poderosa como Yoko Ono, habrá logrado el equilibrio del artista? Al menos, es cierto, él parece haber dejado de escupir o insultar a los fans, aunque ese cambio positivo no quita toda la parafernalia que estamos viendo en sus últimas fechas, ni lo que pudimos presenciar en MadCool.

Lo que aún no entendemos (o quizás sí), es el por qué, ya no de la temática del nuevo álbum, sino de ese europop electrónico del que se ha impregnado. Porque hablar de un tema u otro, no es precisamente cuestión de cambiar de género, sobretodo bajo el nombre de una banda tan poderosa como BMTH y que tanto legado ha dejado al metal. Es curioso, pero ahora no sólo Oli puede aprovechar el tirón de los medios de metal, ya que fácilmente podríamos verle en una entrevista para Los 40, sino también del booking de grandes festivales donde antes seguramente no hubieran nunca planteado la entrada de la banda en el cartel, como es el caso del propio MadCool…¿Será el destino de la banda puro marketing y comercialización musical?

Añadido a este planteamiento, la estrategia de hacer un nuevo pop-rock alternativo con esencia electrónica, es todo un regalo para la voz del frontman. Aunque en disco aún percibimos algún ligero gutural y mucha voz procesada por sintetizador, en directo es, sentimos ser tan críticos, un tanto vergonzoso. Porque Oli Sykes (que ya no BMTH, porque es el nombre bajo el que ahora se oculta la única image de la celebridad) pasa el micro constantemente a su público. Y no para que sea partícipe del directo, porque curiosamente, podéis comprobarlo vosotros mismos en otros directos grabados de este mismo año, no llega a las partes altas o guturales de las canciones, que las deja a merced de los fans. Por no hablar de lo bajo que se escucha su voz a lo largo de toda la performance. Y para ocultar todo esto, por supuesto, un poco de maquillaje: una escenografía impactante, luces y cañones de fuego. Una coreografía y un acting al milímetro. No sabíamos que habíamos ido al teatro, sobretodo en ciertos momentos de mímica con canciones del nuevo álbum, proyectadas en playback, donde parte de la banda «hacía que tocaba». Un sabor agridulce para los que conocemos su trayectoria, pero con un regusto que realmente era de esperar.

¿Es este un álbum sincero o es una forma de mantenerse en el mercado?¿Qué ha sido de Matt Nicholls o Lee Malia? Esperemos a los siguientes pasos para descubrir con qué llega BMTH para sorprendernos de nuevo. Sin duda, seguro habrá mucho que contrastar.

 

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