El nuevo trabajo de True Enemy resonó el pasado 3 de Marzo en El Perro

La energía y contundencia de los albaceteños impresionó al público madrileño

El Perro de la Parte de Atrás del Coche, sala emblema de la capital, sabe muy bien a quién alojar sobre la tarima. En esta nuestra lucha conjunta por la supervivencia cultural, como bien dictamina la propia programación de la sala, la clave se encuentra en la calidad y no tanto en la cantidad, y es por eso que durante estos últimos meses (y los que quedan) se ha luchado por darnos lo mejor de lo desconocido, emergente, diverso, joven u oculto talento.

Porque si bien entre los ciclos de grandes marcas en rara ocasión vas a encontrar géneros como el stoner, el metal, el grunge o cualquier otra apuesta que se salga de la tendencia más «mainstream» y probablemente sea un derivado de algo que resuene un tanto a «underground», este pequeño y coqueto local acoge con cariño y esperanza a grandes artistas que como todos, necesitan también un espacio donde reflejar su música e iluminarnos. Algo que sin duda es de agradecer, tanto por las bandas como por el propio público, generando experiencias que hoy en día, pueden contarse con los dedos de las manos.

Dicho esto, True Enemy nos ofreció un completo espectáculo de su repertorio, con pocas palabras pero mucha cera:

mostrando una capacidad creativa excelente en las líneas de sus canciones, con armonías ricas y complejas y una maestría impactante en el directo, dominando a la perfección cada instrumento,

bajo la poderosa voz de Antonio Robles, frontman de la banda, presentando su reciente ‘Vultures’. Abrían así la noche con «My Own Fate», continuando con unos riffs introductorios muy «School» (álbum ‘Bleach’) de Nirvana en «Lonely and Cold», que descubría un giro de sonido hacia el stoner en la entrada de la voz. La magnificencia del puente instrumental sorprendía con la excelente técnica de sweep picking en la guitarra solista, brillando por sí sola hasta el acompañamiento final de la canción. Alimentaban entonces la crudeza con el efervescente «All of Them», más cercanos a la contundencia de Corrosion Of Conformity o Monolord, con una dura batería y un pesado patrón de riffs armónicos, acompañados por la solidez del bajo, instrumentos que conversaban por momentos con una guitarra enérgica y desgarrada.

Pero en este setlist también se colaban temas de su anterior álbum ‘We All Die Alone’, como el single homónimo de este trabajo, que competía en excelencia con la hipnótica cadencia del orgánico «Give It Up» y su «If You Want», que invitaba a saltar y gritar a los presentes, ya sumados a esta gran celebración musical que nos regalaba la banda, en un vaporoso increscendo al que metían una velocidad y tensión más particular del speed metal como cierre del tema.

Así, nos convertimos definitivamente en aliados de estos «enemigos» en el momento en que comenzaba a sonar “The Wolf Bites Back”, versión de Orange Goblin que ejecutaron a la perfección, y que no sería la única, puesto que acercándonos ya al final del concierto, Antonio tenía guardado un especial «Folsom Prison Blues» con el que homenajear de la manera más personal al gran Johnny Cash. Tras esto, un «Interlude» instrumental anunciaba su marcha, despidiéndose entonces del público como fieras que son, defendiendo su «Six Feet Under» y dejándonos muertos con el apoteósico descubrimiento que acabábamos de presenciar en El Perro.

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