El mejor underground nacional emerge en la capital con las bandas más devastadoras de la escena

Red Fox Music reunió a Smokers Die Young y Gyoza junto The New Project el pasado 11 de Octubre para hacernos disfrutar de su rock aplastante.

Lo que nadie se espera de la escena underground es quizás, no sólo grandes directos, sino la calidad de sonido (y de todo en conjunto) que pueden llegar a tener las bandas de Red Fox Music. Un sello que despegaba fuerte hace ya unos meses y que se está ganando un hueco en la escena del país, tras las incorporaciones de Smokers Die Young y Gyoza, a quienes pudimos disfrutar en Wurtlitzer Ballroom hace pocos días.

The New Project abría este evento con un breve set de las canciones de su álbum debut «Humans», con canciones como «Trust Me» o «Better», a las que incorporaban, por primera vez y en exclusiva, tres nuevos temas sobre los que están trabajando: «Beyond», «Crystals» compuesta por Alex, batería de la banda y «The Beginning Of Something» con el que cerraron, en los que continúan manteniendo la esencia de sus primeras canciones.

Ya con la miel en los labios, comenzamos lo que iba a ser todo un festín de melodías salvajes de la mano de Smokers Die Young. Los gaditanos regresaban a Madrid con más fuerza que nunca, demostrando cómo su sonido más crudo llegaba hasta nosotros, incitando a la locura.

Juan Carlos (Guitarra/Voz), Adri (Batería/Coros) and Fran (Bajo/Coros) dejaban sin aliento a una sala llena y expectante por disfrutar de temas como «The Winner», con el que comenzaban a pulir el escenario.

Y así de contundentes daban paso a su «hermanos» de Barcelona, a los que aún nosotros no habíamos podido disfrutar, los chicos de Gyoza, una banda de contrastes, melodías y sonidos potentes, y de nuevo, un desmedido e irracional stoner rock que instigaba al movimiento fuera y dentro del escenario.

Saltos, caídas, provocación entre la conexión de miradas de Adrià Marva, cantante de la banda, con el público. Una experiencia que completaban el bajo de Alex Cardellach y las guitarras de Xavi Montferrer junto Antonio Postius, batería de Gyoza haciendo de su música un espectáculo de melodías que vibraban por toda la sala.

Momentos increíbles a lo largo de toda su demostración como las bajadas de escenario con las que la banda se mezclaba junto al propio público o el momento en que, casualmente, el bajo de Alex Cardellach decidía decir adiós a su vida útil… separándose el mástil del cuerpo del instrumento.

En definitiva, una noche difícil de asimilar para muchos de nosotros.

Sólo si vuelven sabremos que no ha sido una ensoñación. Mientras tanto, esperemos soñando.

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